CAP II:
-ChangMin, ¿estás bien? ¿Qué
te ocurre?
-E-estoy bien… Jae… No te
preocupes… Te protegeré de lo que sea…
-ChangMin, lo siento tanto.
Y la pareja permaneció junta
durante todo el camino. A su pase el camión de prisioneros recogía la miseria
humana. Judíos, gitanos, homosexuales, opositores al gobierno. Todos ellos
serían parte del genocidio de la “Nueva Alemania”.
Una joven mujer con la
estrella de David entró llorando al camión. Llevaba en sus brazos a un pequeño
de tan solo 2 años. Y además, para su gran desgracia, estaba encinta. Los
oficiales la trataron como si de un animal se tratase. La golpearon en el
vientre abultado para que suba al carro, la mujer ponía toda la resistencia
posible. Sin embargo un oficial amenazó con matarla y a su hijo también. A la
pobre mujer no le quedó más que implorar clemencia. Pero aún así los oficiales
obligaron a la joven a subir, para llevarla al infierno terrenal.
-Jóvenes, ¿qué será de
nosotros? ¿Nos van a llevar a los campos? ¡¿Por qué?! –lloraba la mujer-
¡Matarán a mi hijo! ¡Me matarán y con eso matarán al pequeño que está dentro de
mí!
-Señora… esto es horrible.
No sabía que las cosas eran tan duras… -dijo JaeJoong con pesar.
-Y ustedes, ¿por qué están
aquí? No les veo ninguna estrella.
-Lo único malo que hemos
hecho es amarnos. Sé que la sociedad condena a
personas como nosotros. Pero nunca pensamos que sería tan cruel
–respondió ChangMIn.
-¡¿Pero qué te han hecho?!
¡Estás muy pálido!
Al oír esto, JaeJoong se
asustó. Sabía, por el rostro preocupado y atemorizado de la señora, que algo no
iba nada bien con su novio.
-Los oficiales me golpearon
–fue lo único que pudo responder ChangMin-. Quise impedir que nos subieran aquí
y termine con una patada en el estómago.
-¡Ay no! ¡Eso es muy malo!
¡Puedes tener una hemorragia interna!
Y lo que tanto temía
JaeJoong se iba confirmando. Su amado, aquel con quien había compartido grandes
e inolvidables momentos, se estaba muriendo.
-¡NO! ¡BAJENNOS DE AQUÏ! ¡MI
COMPAÑERO ESTÁ GRAVE!-el joven gritó con todas sus fuerzas, desesperado. No
quería que algo malo le ocurriera a su gran amor. Sintió unas ganas tremendas
de maldecir al mundo, a Dios, a sus padres.
-JaeJoong por favor no
grites más… Pueden bajarte del carro y fusilarte con toda calma… Aquí no somos
nada más que prisioneros y debemos saber qué hacer y qué no hacer si queremos
vivir.
-ChangMin…-lloró el joven-
Lo siento tanto… Moriremos por mi culpa… Si esta noche te hubieras quedado a
dormir en la casa de tus padres, nada de esto hubiese pasado. Yo tengo la culpa
por pedirte que te quedaras.
-Jae… No digas que
moriremos. Afronta todo lo que venga con la cabeza en alto. Haz todo lo posible
por sobrevivir a este tormento.
-Nunca nos separaremos,
¿verdad?
-Nunca JaeJoong… Nunca…
FIN CAP II